20 años no es nada…

Hoy se cumplen 20 años de la muerte de mi padre. 20 años que se dicen de un bocado, pero que han sido largos y llenos de retos. En estos 20 años tus nietos han crecido y tus hijos han envejecido. Tus amigos han muerto y otros ya van de camino…

El camino ha sido largo, pero tus hijos han mantenido el rumbo. Según me voy acercando a tus últimos años en la Tierra reflexiono que, al igual que tú, me toca trabajar más cuando ya debería trabajar menos…

Nunca olvido tu mejor lección, vive HOY porque puede que no llegue mañana.

En momentos en que me he sentido sola, he sentido tu presencia acompañándome. En sueños me has visitado y a veces, cuando hago cosas nuevas, he oído tu voz que susurra en mi oído, “Eso está bien”.

Gracias Papi por tus años en la Tierra, por tu cariño, las lecciones de vida, los chistes, los bailes, la chispa de vivir, las miles de tarjetas y llamadas, el pan Pepín y las donas de Dunkin Donuts. Gracias por enseñarme que el amor no muere, solo se transforma…

Pero más que nada, gracias por mis hermanos y hermanas.

Siempre quisiste que estuvieramos juntos y así lo estamos. Tu legado vive en nosotros en nuestro peculiar sentido del humor burlón y forma realista de ver las cosas; en el pensamiento lógico y los sueños de grandeza; en la risa y en las lágrimas, pero más que nada en nuestro gran corazón.

Gracias Papi por la vida, por todo y por nada. Gracias Papi por tu amor. Gracias por enseñarnos que cuando se quiere de veras 20 años no es nada.

Adios Papi, bendición y hasta la próxima ronda…