Motes, alias y sobrenombres en El lector de Julio Verne

El lector de Julio Verne es una novela maravillosa de Almudena Grandes que trata de la posguerra civil en España, la resistencia y la feroz represión franquista: todo visto a través de los ojos de un niño muy listo y canijo llamado Nino.

Este es el primer libro que leo de Almudena y quedé fascinada con su estilo de contar historias. Siguiendo la mejor tradición de Ovidio en Metamorfosis, Almudena teje su novela como si fueran jugosos chismes pueblerinos: Pastora por llevar las uñas rojas y su sensualidad se asume que fue puta, cuentos sobre los amoríos de los habitantes y los mitos del legendario Cencerro y sus secuaces. Desde el primer momento Almudena nos engancha con su salero y sabiduría popular, salpicada de grandes verdades históricas de hechos fuertes y contundentes, sangrientos y violentos. Todo viaja en la punta de la lengua con gusto de cotilleo y medias verdades que encierran hechos contundentes de la persecución y las represalias que se desatan en los del llano por ayudar, alimentar o fraternizar con los del monte.

La historia de Nino es la historia de la resistencia, los rebeldes, los del llano a plena luz pública y los del monte, amparados en el anonimato de la noche clandestina. Es una historia difícil de contar por su dureza, injusticia represiva y la crueldad que muchos no conocemos más que de oído, pues no nos tocó vivirla. Almudena toma las riendas de esta aventura que es un viaje a la inocencia de la infancia y al momento preciso en que Nino, y nosotros los
lectores, abrimos los ojos a la realidad desnuda de la casa cuartel, el regimen franquista  y la violencia sistemática que encierra. Todo plasmado de forma irrefutable en las maravillosas escenas de interrogatorios ridículos, encerramientos injustos, golpizas inmerecidas y persecucines feroces por cantar La vaca lechera, vender huevos “comunistas”, acostarse con sus maridos o por coger esparto en el monte.

Los niños se dicen a sí mismos que “están poniendo películas” cuando hay llantos y gritos en las altas horas de la noche para no enterarse de las torturas a los detenidos. Nos cuenta Nino que en Jaen los montes estaban llenos de gente, agua y comida…  “los rebeldes andaban desarmados y siempre los mataban por la espalda” (p49) para espetarnos con esta escalofriante verdad, ” todos sabíamos y haciamos como que no sabíamos nada” (p49)

El universo de Fuensanta de Martos es uno de fuertes contrastes donde nada es lo que aparenta ser. Contrastes antagónicos que no son sino las caras opuestas de la misma moneda: los del monte y los del llano, la guardia civil y los rebeldes, la mentira y la verdad, el pobre y el rico, el día y la noche. Instrumento clave de estos contrastes son los motes, sobrenombres y alias. La novela está plagada de estos míticos apodos. Descifrar el verdadero nombre de las personas, hechos y cosas, es descubrir la realidad desnuda. Con los ojos de Nino vamos descubriendo los nombres verdaderos, de la misma forma que él descubre los hechos en las aventuras de Julio Verne.

Porque en Fuensanta de Martos nadie había inventado aun el remedio capaz de desactivar un mote bien puesto, y aquel, además de afilado, era certero. (P136)

Almudena despliega una riqueza de motes, alias y sobrenombres que le dan el marco realista y humano a su historia de terror y supervivencia. Algunos de mis favoritos son: Elías- Regalito, Tomás Villén Roldán- Cencerro, Cuelloduro, Filo la Rubia, Auxi- Rodillas pelás, las Mediasmujeres, Pastora- la coja, Saltacharquitos, los Fingenegocios, Emeterio- el Putisantos, la Piriñaca,  los traidores el Comerrelojes y Juan el Pirulete, Michelin- Don Salvador y Pesetilla. Y aunque al parecer en bandos opuestos, son las mismas personas que tienen que apoyarse o hundirse juntos para sobrevivir la absurda guerra sin tregua.

Almudena construye unos personajes fabulosos y tan humanos que saltan de la página. Apoyándose en los motes, estos personajes cobran vida y dignidad. Ninguno es un tipo caricaturesco y todos existen jusificadamente en Martos. Pepe el Portugués, el Sargento Sanchís, Filo la Rubia, Sonsoles, Antonin y Nino son complicados y nunca predecibles, como si fueran personas de verdad. La frontera entre la fantasía y la realidad se funde en personajes fabulosos como el Sargento Sanchís el más guapo guardia civil temido alias héroe encubierto de la resistencia y Cencerro alias Tomás alias Regalito que nunca muere. Las mujeres son pilares de la tierra constantemente guardando secretos y apariencias, curando heridos, alimentando rebeldes, criando hijos sin comida, vendiendo de contrabando, aparentando serenidad para sobrevivir y sacar adelante a los suyos. Se trata de mujeres sin hombres, viudas sin hijos, duras, temibles y épicas.

El lector de Julio Verne nos recuerda lo absurda y difícil que es la guerra y que por encima de todo está nuestra humanidad. La escena carnavalesca y macabra en que el pueblo está bailando encima del cadaver de Crispín el rebelde es magistral y parapelos: un verdadero circo romano.

Quisiera compartir una serie de citas que encierran las mejores verdades y enseñanzas de la novela.

El monte y el llano respiraban a la vez el mismo aire, y los de arriba bajaban a ver a sus mujeres, a sus hijos… y subían los de abajo, ellas vestidas de hombre para que nadie las conociera y todas declaraban en voz alta que esos encuentros eran mentira, chismes, pura leyenda, pero todos sabíamos lo que ocurría y llevábamos la cuenta de los milagrosos embarazos de las mujeres sin hombres…(p91)

Porque en mi pueblo, y más que los olivos, se cultivaban las traiciones, las delaciones, el miedo y los fusiles (p127)

La noche, el monopolio del miedo y el dolor (p156)

Hombres y mujeres borrosos que habrían dado cualquier cosa por adquirir la feliz substancia de los camaleones… para que nadie los reconociera, para que nadie se acordara de que existían… (p97)

Vivos y muertos, antes, durante, después y en el exacto centro de su leyenda, mucha gente, mucho dolor, mucho heroismo, mucha sangre, mucho coraje, demasiado sufrimiento para solo cuatro palabras- un grave error estratégico. (P393)

En el universo de Martos, la invisibilidad es el mejor superpoder para sobrevivir la represión de una guerra sin cuartel. Motes, alias y sobrenombres son herramientas para sobrevivir en un mundo violentamente represivo en el que no se puede llamar a las cosas por su nombre. Todos en Martos aprendieron a callar la verdad para sobrevivir,  pero NO permitieron olvidarla.

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