No estoy segura de querer llegar…

Este marzo ha sido un mes de bastante angustia. Mi madre y yo fuimos al Purgatorio y tuvimos la suerte de poder regresar.

Les cuento. Mi mamá tenía dolor de espalda y no mejoraba. Mi hermano la llevó al anestesiólogo que la inyectó para bloquear el dolor y le dijo que por una semana reposo absoluto. Como en todos los cuentos de hadas, la protagonista rompe el tabú para desencadenar la acción. Mi madre se sintió mejor y al día siguiente hizo mil cosas como lavar y tender ropa, amasar pan, cocinar fregar, hacer compra. En fin, ya saben por dónde va esto…

Al otro día el dolor era peor. Para colmo no quería tomar pastillas para el dolor ni relajante muscular regularmente “porque ella no usa drogas“… El dolor constante enloquece y eso fue lo que pasó con su mente; un descenso en espiral hacia la depresión. Degeneró a no querer comer y escupir la comida como hacen los bebés. ¡Hasta se cayó de noche! La llevé a emergencia al segundo día de no querer comer y la ingresaron por tener el sodio muy bajito. El sodio bajo puede causar desorientación, problemas renales y hasta la muerte.

Ingresar al hospital significa entregar las riendas de tu vida y ponerlas en manos de Dios y el personal médico de turno. Es un calvario de sueros, pinchazos, pruebas dolorosas, estupor, histerias, pérdida de libertad y movimiento, andar en pajama todo el tiempo, rogar para ir al baño y depender de otros para lograr todo lo que antes hacías sola…¡Cualquiera se desorienta y desespera!

Mientras estaba acompañando a mi madre viví una serie de experiencias que me abrieron los ojos de forma escalofriante y dantesca. Ya había leído que Puerto Rico es un país envejecido, que se venden más pampers de adultos que de niños y que hay un problema de abandono de envejecientes en los hospitales. Comparto una cita de publicación de Barbara J. Figueroa Rosa 2/22/24 en Asociación de Hospitales de Puerto Rico:

Al menos unos 3,763 de envejecientes han sido abandonados en hospitales de Puerto Rico desde el 2017, una tendencia de maltrato hacia la población de adultos mayores que continúa preocupando a múltiples sectores …

https://hospitalespr.org/noticias-del-dia/casi-4-mil-viejos-abandonados-en-los-hospitales-desde-el-2017/

No es lo mismo leerlo que vivirlo…

En Sala de emergencia vi personas sin zapatos ni frisa, tiritando de frío y abandono. Una Señora indigente, descalza con pies hinchados y garras por uñas, gritaba y se quejaba sin cesar. Era una paciente abandonada y el hospital llamó a Servicios Sociales para que se encargara.

En los alrededores del hospital había 10 banquitos que acomodan como 4 personas cada uno. Mañana, tarde y noche estaban ocupados de personas viejas y ancianas con andadores, sillas de ruedas o bastones.

Cada vez que salía del cuarto a hablar con las enfermeras, veía en los otros cuartos ancianos tirados en camas sin acompañantes. Había un señor como un Cristo crucificado, tirado en la cama en calzoncillos porque se había dañado el aire acondicionado en su cuarto. Yo pensaba ¿y estas personas no tienen familia?

Pero sí tienen familia, tal vez viven en Estados Unidos porque tuvieron que emigrar para sacar a sus hijos adelante, o tienen que trabajar para comer como todo el mundo. Otras veces vi ancianas de cientos de años, cuidadas por hijas o hermanas octogenarias que también usaban bastón y a penas podían valerse por sí mismas…

Pensé mucho ¿Quién va a cuidar a nuestros viejos? Todo el personal del hospital eran bien jóvenes, trabajadores, amables y compasivos. Pero los jóvenes son pocos y no dan a basto para tantos viejos desvalidos…

Les cuento esto porque es una situación bien real y tétrica a la que nos encaminamos todos. Estas escenas macabras que presencié arrojan luz sobre el gran deterioro de la sociedad y la familia puertorriqueña en el siglo xxi.

Es que hoy en día vivimos más que antes por los avances de la medicina. ¿Pero en realidad es vivir cuando no puedes hacer por tí mismo, estás atado a una cama y tu mente te abandona?

¿ Quién cuidará de nosotros cuándo seamos viejos y no podamos valernos nosotros mismos? ¿ De verdad quiero vivir en un mundo de dolor, enfermedad, soledad, dependencia en extraños y abandono familiar?

Francamente, después de haber visitado el Purgatorio y regresar al mundo de los vivos, donde habita el Sol y la belleza, no estoy tan segura de querer llegar a vieja…

Para datos sobre el tema Lea el artículo: https://www.primerahora.com/noticias/gobierno-politica/notas/casi-4-mil-viejos-abandonados-en-los-hospitales-desde-el-2017/

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3 Comments

  1. Al leer esto realizo lo que es tener un padre ya en estado geriátrico y me viene a la mente mi padre que cumplió 7 años de fallecido y a mi madre que hace 3 años tuvo un episodio de un derrame cerebral. Es una agonía del querer tener a tus padres vivos contigo, saludables, darle lo mejor de ti ya que es algo reciproco, pero siempre venía a mi mente tu pensar. ¿Quiero llegar a Viejo? ¿Me tirarán aquí en la sala de emergencia y no estarán conmigo? ¿Alguien tendrá empatía de mí? Es bien difícil tener esa incertidumbre en nuestras mentes. Lo que nos queda es seguir viviendo día a día. Me identifico tanto con este escrito tuyo querida amiga que al leerlo se me saltan las lágrimas. ¡Te quiero un mundo! Gracias por compartir esto con todos nosotros.

    1. Bendito Ramón gracias por tus palabras! Te quiero mucho. Te cuidas para no llegar a esto. Ejercicio y mente saludable. Tu eres como yo siempre positivo. Bendiciones para ustedes.

  2. Somos un ministerio formado por varios servidores de Emaús que colaboran para dar a conocer los retiros y llevar nuevas hermandades a otras parroquias.

    Emauspr.org

¿Qué te parece? Estás de acuerdo, nada que ver, etc.